El vuelo de Íkarus

Los campos inundados por las últimas lluvias desde el aire, ya cercanos a MilanoTodo empieza por un salto. Hay que llegar a Vicenza, en el nordeste italiano, y el mejor modo es volando desde Barcelona a Milano. Las alas del avión brindan una sensación de cercanía, de pertenencia al paisaje. Estamos ahí pero inmersos, somos un detalle que cuenta. Abajo las casitas, el agua resabio de las lluvias pasadas. Al fondo los Alpes, los bordes del cielo, y la tierra húmeda nos saluda desde la cercanía.

Volar el gran sueño humano, desde Ícaro a quien se le derritieron las alas por alcanzar el Sol, a mi amigo Toni*, que vendió cuatro cosas para comprarse un parapente y hacer fotos desde allá arriba. Volar para estar en 45 minutos en otro punto de Europa. Cruzar como un dios el aire para caminar otro suelo, pero siempre la misma tierra. Volar con el cuerpo, mientras los ojos se extasían de azul, de blanco, de aire, de nieve antigua.

dijous 13 abril 2006



* Toni Cabello murió luego, durante el último fin de semana de octubre de 2006, en un absurdo accidente con su ciclomotor.